Ruta del Puntal dels Llops de Olocau
Ruta: Puntal dels Llops.
Longitud: 5,9 km.
Desnivel: 160 m.
Dificultad: Media.
Duración: 2 h.
Cota poblado íbero: 420 m.
A la salida del pueblo hacia Valencia, a la derecha, está el camino que lleva al cementerio municipal. Mismamente a comienzos de este camino a la izquierda, comienza la senda para subir a la cima del Puntal dels Llops, situado a 423 m. de altitud. La senda entre pinos nos va mostrando poco a poco una panorámica del Camp de Turia y de las poblaciones de Marines, Llíria, Casinos, Bétera...
1ª Parada. La vista panorámica.
Una vez hemos llegado al final de la senda que estaremos en la cima de arriba de la torre ibérica podáis contemplar la vista panorámica. En primer lugar dais una ojeada al Valle de Olocau, Marines y Gátova, uno de los pocos puntos de donde se ven los tres pueblos que la forman, juntamente con el Hisn al Uqab, castillo que daría nombre al valle y al actual Olocau. Observáis también como el barranco se abre paso entre estas montañas formando el valle.
También podáis dar una mirada a la Sierra Calderona que os muestra su sector central conocido como Montañas de Portaceli, al que pertenece el valle. Fijaos como arriba de Gátova se ve la cima del Pico del Aguila, nombre que nos acuerda la palabra sarracena al-Uqab, que quiere decir "la águila". Siguiendo el perfil, tenemos la cima del Gorgo (907 m), máxima elevación del Parque Natural de la Calderona.
A vuestros pies también encontraréis los llanos del Camp de Turia y, en primer lugar, al llano de la Maimona, el pueblo nuevo de Marines; y al fondo, el collado de San Miguel, donde estuvo la ciudad ibérica de Edeta, capital del Edetania, a la que perteneció como línea avanzadilla de defensa esta atalaya ibérica.
2ª Parada. Descripción de la atalaya ibérica del Puntal dels Llops.
Este poblado fortificado fue violentamente destruido y abandonado a principios del siglo II a C. La destrucción violenta se relaciona con la Segunda Guerra Púnica, entre Roma y Cartago. El primer episodio de la guerra fue la presa de Sagunto, ciudad ibérica aliada de los romanos, por las tropas de Aníbal.
Situado encima un recinto de la Edad del Bronce, aprovechando su muralla. En un recinto alargado e irregular, el eje mayor del que es de unos 60 m, orientado sentido NE-SW, y la anchura máxima, de unos 16 m.
3ª Parada. Técnica de construcción.
Observa los muros que separan los habitáculos y fíjate que, hasta una altura de 50 o 70 cm, estaban construidos con piedra en la mayor parte de los poblados ibéricos. En el caso nuestro superan el metro de altura, especialmente entre los apartamientos y entre estos y la calle. Desprendida, los continuaban con bloques de fango amasado con paja y cal, que tenían unas dimensiones de 10x30x40 cm.
La cubierta estaba formada por un entramado de cañas y ramas, tal vez trenzados como los cañizos, sobre la que se tendía un mortero del suelo con una ligera pendiente para tirar las aguas a la calle o al exterior del poblado. Todo este material estaba apoyado en troncos de diámetro variable, en función del peso de la cubierta; la separación entre ellos podría estar en turno a los 15 o 20 cm.
4ª Parada. Distribución de la vivienda.
El poblado parece distribuido en dos grandes conjuntos, separados por la calle central. Los departamentos del sector este, de menores dimensiones, tienen el acceso al nivel de la calle, mientras los del oeste, más grandes, tienen un desnivel hasta 1 m. y tienen grandes de losas de rodeno. La presencia de estructuras gradas en las fachadas hace pensar escaleras de acceso a un piso superior o azotea.
Habían viviendas que parece que estaban dedicadas a las transformaciones de alimentos, con los molinos de moler las bellotas de carrasca y otros cereales, con la harina de los cuales se alimentaban. En ellos se han encontrado algunas ánforas con restos de cereales quemados, bellotas y mangranas. Las casas estaban cerradas con puertas de madera y con llaves, de las que se han encontrado algunos ejemplares en este lugar.
5ª Parada. Hallazgos más significativos del puntal.
El repertorio de objetos encontrados en las excavaciones realizadas es mayoritariamente el de los objetos cerámicos, y mucho menos numeroso el de bronce y hierro. Los iberos fabrican la inmensa mayoría de la cerámica que necesitan. La cultura ibérica generalizó la técnica del torno, la cocción en hornos acotados y la pintura sobre la cerámica.
El repertorio de producciones cerámicas da lugar a tres grandes grupos: recipientes para líquidos, como son ánforas, toneles y jarras; utensilios por cocinar, de textura basta; y elementos de vajilla. Hay que destacar el uso generalizado de los recipientes forma de sombrero de copa, forma típica de la cultura ibérica, que circuló con éxito por el interior de la península Ibérica y por el resto del mundo del Mediterráneo.
De los restos cerámicos destacan algunos objetos que están relacionados con las creencias y actividades religiosas de aquel pueblo. Así una de las estancias del poblado se encontraron dos pebeters con la cabeza de una mujer, las cuales representan a la diosa Tanit de los fenicios, la Démeter de los griegos, protectora de la agricultura. Otro objeto es un kernos, que parece ser una vasija de ceremonias, forma de anillo, con una cabeza de animal que puede ser de toro o cabra, lo cual hace pensar en celebraciones en honor de la fecundidad.
Se encontró una masa de plomo con concentración de plata, así como morteros de cerámica y piedra. La existencia de un horno en aquel recinto facilitaba la actividad metalúrgica del lugar. También se encontraron seis lingotes de hierro, planchas de plomo y escorias de cobre.